La vida, eso que pasa mientras te pegás virus mortales


A raíz de la nueva ley de respuesta al VIH, hepatitis y tuberculosis, me doy cuenta que me olvidé de presentar acá a mi hepatitis C, me la agarré y me la curé con unas pastillas muy fuertes que tomé por seis meses. Todo así rápido en estos últimos diez años, antes de darme tiempo a anotarlo. Esa y otra, la púrpura trombocitopénica, que no es un virus: empecé a autodestruirme las plaquetas y dejé de poder expulsar pis entre otras cosas, y pude curarme sin secuelas.

Como capaz nunca lo escriba, si tengo que concentrar lo que me dejó zafar de esos bichos puedo decir que ahora tengo un poco más claro esto:

Que tengo que seguir aprendiendo a vivir siempre.

Que me va sumando vida todo lo que pueda observar desde el otro lado, analizar, atravesar y resolver. Mirar a los ojos, expresar, procesar. Los amores, los sueños, los proyectos. Seguir jugando siempre. El tiempo sin urgencias, el sol, los miedos que atraviese. Salirme de mí y volver a mí distinta. Crear y crecer. Tener ganas, eso tan simple y tan vital.

Que de todo puedo zafar si cuerpo y mente se enfocan y acompañan en la pelea. No tengo dios pero el universo juega en mi equipo, que no es poco. 

Que esto no lo enseñan en la facultad, así que hay médicos que no lo saben, y qué lindo cuando acompañan y diseñan bellas estrategias para ganar en las batallas. L@s aliad@s perfect@s ❤️

Ah, también me agarré el covid, que fue sólo una noche de fuerte fiebre gracias a las vacunas.

Algo de todo lo que me falta aprender, es cómo dejar de pegarme virus mortales. Y tengo muy buenas pistas en un libro que voy a compartir acá. Como siempre intento mostrar mi visión por si a alguien le sirve de luz en el fondo del túnel un ratito.

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